Otoño en La Pedriza. Paco Castillo.
Corriendo por un remoto paraje, en algún lugar de Los Andes peruanos.
Me encanta la sensación de sentirme acariciado por el viento cuando corro por la Montaña. Lejos de sentirme un intruso que irrumpe bruscamente en la quietud, me fundo en una simbiosis perfecta con la naturaleza, estoy seguro de que no soy el único que percibe esto cuando el deseo te invita a perderte entre las cumbres.
En esa conexión espiritual que se establece con la montaña, la naturaleza te habla en un lenguaje que está hecho con la tierra, el viento, el agua, los animales, los árboles... y lo entiendes porque también está formado con tu silencio.
Pocas veces tu cuerpo y tu mente tienen la oportunidad de entablar un diálogo tan auténtico, lo hacen en pos de un mismo objetivo, seguir corriendo ante el reto y el desafío que escrutan tus ojos. La Montaña desafía tu insignificante presencia.
El duelo psicológico no tiene precio, es una de las sensaciones más estimulantes que conozco como deportista.
No puedo disociar correr por la Montaña con la soledad y el sufrimiento provocado por el esfuerzo, la soledad es una decisión que escojo voluntariamente, quiero ese momento para mí. El sufrimiento no lo escojo, es inevitable... pero no lo rehuyo, no puedo, no quiero, en la medida que sufres percibes el placer de una experiencia física y mental plena.
Y bueno, al fin y al cabo nunca estás del todo solo, el susurro del viento siempre me acompaña y me alienta a seguir avanzando ante la mirada petrificada de las rocas.
Un saludo.
Que bonito es el campo :D
ResponderEliminarTe acabo de conocer y te sigo
Espero verte por mi blog :D
Un beso
Ser, simplemente ser ¿en la naturaleza, con la naturaleza, o simplemente naturaleza? ¿Qué somos en ese diálogo con la naturaleza en que ella, a su manera, también nos interpela?
ResponderEliminarHermosa reflexión.
Gracias.
Me ha gustado tu reflexión de esa carrera por la naturaleza, yo añadiría el ruido que hacen los pies al golpear el suelo, en algún momento la respiración y esa sensación de paz inmensa. Ese estar directamente comunicado como bien dices con la naturaleza, es como más se siente.
ResponderEliminarUn saludo
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ResponderEliminarA veces se necesita de la soledad y nada ni nadie te ayuda tanto como la montaña para alcanzar ese estado del alma. Te lo dice uno que ha nacido en un pueblo, pero que se ha transformado en urbanita.
ResponderEliminarLo de correr por la montaña no es lo mío. Prefiero el llano...
Un abrazo, Paco
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ResponderEliminarque maravilla como escribís
ResponderEliminarme encantó tu comentario en recomenzar
En busca de lo que no busco encuentro”
Mil abrazos
Gracias ;)
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ResponderEliminarSi te soy sincera nunca me ha gustado el viento ni junto al mar ni en la montaña. Sin embargo me encanta la Naturaleza. ¡Me ha gustado mucho pasar por aquí! Saludos.
ResponderEliminarEse viento amistoso que te empuja a la libertad.
ResponderEliminarBesos.
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ResponderEliminarNo encuentro el apartado de comentarios de tu otro blog
ResponderEliminarUn abrazo
El viento en la cara es para mi una de las mejores sensaciones, es como si la vida misma te acariciase. Y la naturaleza te acompaña, sí, hasta te arropa si te fundes con ella.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias a todos. Os deseo feliz año 2022.
ResponderEliminarBueno mi hermano, te envidio pues a mi eso de correr no es algo que me atraiga. Ahora, ver los paisajes que ves... eso no tiene precio.
ResponderEliminar~~~~~
En otro orden, gracias por el respaldo que con tu opinión has dado a la entrada de Luis Antonio acerca de la ayuda a Ucrania
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ResponderEliminarAdios y suerte.
Eliminarno me fui algo pasó que no entendí
EliminarNunca estás solo, la naturaleza esta presente y te habla desde el fondo de la tierra y hasta con la mariposa o el gusanillo más simple.
ResponderEliminarUn gusto leerte y conocerte.
mariarosa
Hola, María Rosa.
EliminarRespecto a la naturaleza es tal como dices.
El gusto es mío. Gracias por la visita.
que lindo escribes
ResponderEliminarqué joven eres
saludos